Los estereotipos son una pesada carga para las personas, las convenciones sociales, los tópicos, las moda, etc… En lo que se refiere a la lencería, ésta ha sido pensada como una careta falsa para las mujeres para único placer de los hombres. Por suerte las cosas están cambiando, tanto las unas como los otros disfrutan acicalándose con ropa íntima, pensada para seducir y gustar al otro, pero también para sentirse atractiva, disfrutar con su cuerpo, con el que de cada uno. La gran variedad de lencería, el hecho de que su precio se haya abaratado y de que el estilo se haya diversificado hace que guste cada vez más a todas las generaciones desde los jóvenes hasta los más adultos.
Los estilos son muy variados: el revival de los 40 y 50 con las exuberantes pin-up’s está de vuelta, la modelo Dita Von Tease es un ejemplo; también la estética de series como Mad Men, donde se revisitan los años 60 justo antes de la liberación de la mujer; o el estilo desenfadado, juvenil y postmoderno que tanto gusta a las jóvenes y menos adolescentes.
La gran novedad es el hombre, el hombre también cuida su ropa interior, modifica sus gustos y arriesga para gustar más. Se acabo el clasicismo de la ropa interior del Far West, boxers largos, cortos o diminutos, de colores vivos o casi transparentes, ajustados o amplios, la variedad otra vez es casi infinita.
Wonderbra hoy en día es un clásico de la lencería y la ropa interior. Marcas como Calvin Klein surten hoy en día tanto a hombres como a mujeres. Otras como L’Agent Provocateur o Aubade buscan ir más allá, se arriesgan, hacen del encaje y el liguero algo atractivo y accesible. Etam o Darjeeling se han especializado en la lencería y la ofrecen a todos los bolsillos. ZARA y H&M han seguido la corriente y también desarrollan sus líneas de lenceria. La lenceria es ya algo normal, agradable y deseado.
El problema muchas veces es que si la apertura a nivel privado es una realidad, en el ámbito público no lo es tanto. Mucha gente no se atreve a ir a una tienda y solicitar el consejo de los dependientes. Pero para eso tenemos internet, que evitará a los más tímidos hacer públicos sus gustos a la hora de comprar los slips, las medias, ligueros, bustiers, corsés, o incluso el látex o el cuero para las/los más atrevidos.
No lo duden, regalar lencería puede ser clásico, pero es un éxito asegurado.