Este tipo de regalos esta resultando uno de los mejores reclamos publicitarios que una empresa puede llegar a tener a su disposición. De hecho algunos estudios nos indican que resultan, con diferencia, más efectivos que la tradicional publicidad impresa e incluso, en determinados casos, que la televisiva. Esta demostrado que la inmensa mayoría de los receptores de este tipo de regalos se muestra complacido llegando incluso a afirmar que las diferentes marcas deberían realizar este tipo de campañas promocionales con mayor frecuencia.
El dato más interesante extraído de las encuestas es que alrededor de las tres cuartas partes de los receptores de este tipo de presentes son capaces de recordar posteriormente la marca que realizaba la promoción. En televisión este porcentaje desciende al cincuenta por ciento, mientras que en medios impresos no llega a una cuarta parte.
No se debe olvidar que estos obsequios no dejan de ser una forma de publicidad más, y por tanto pueden llegar a ser irritantes para algunas personas. A pesar de todo, la proporción de gente que se siente molesta por estas promociones es mucho menor que la proporción contrariada por la publicidad mostrada en televisión, en medios impresos, etc.
Cuando el regalo es corporativo o promocional, es decir, de empresa, «acertar con el regalo» en el sentido de conseguir que guste a todos no resulta un punto tan primordial ya que este tipo de obsequios suelen tener una clara función comercial detrás. Si se trata de regalos promocionales o que forman parte de una campaña publicitaria puede que el producto en sí venga marcado por la propia campaña, por ejemplo las típicas muestras de perfumes que en ocasiones nos regalan en los centros comerciales. Además si la campaña va a ser masiva, el factor coste por unidad pasará a ser de suma relevancia. Si se trata de promociones internas, incentivos, o premios dentro de la plantilla el regalo ya puede adquirir un cierto valor. Por ejemplo no es infrecuente que se premie la fidelidad de un trabajador que se jubila tras muchos años en la empresa obsequiándole un bonito, y caro, reloj de oro. Al elegir un regalo de empresa se debe tener muy presente que va a representar la imagen de la misma. Evidentemente se debe tratar de que este regalo guste a la mayor proporción posible del público al que va dirigido, pero también hay que tener claro que por una simple cuestión de números siempre habrá alguien a quien no le guste.
Se puede afirmar que el uso de regalos promocionales como estrategia publicitaria resulta notablemente más eficaz que cualquier otro tipo de publicidad.