La vida en pequeños apartamentos más reducidos obliga a un uso cada vez más apurado del espacio. Los muebles grandes y masivos tienen menos espacio y tienden a desaparecer. Lo mismo ocurre con las terrazas y los balcones, el urbanismo salvaje, incontrolado y absurdamente antiecocológico que hemos sufrido en las últimas dos décadas, va a dejarnos un lastre lamentable, un lastre que será difícil de solucionar. Ventanas minúsculas, orientación determinada por el número de apartamentos construible y no por la geografía del lugar, mala distribución de los espacios o despilfarro energético, son algunos de los errores repetidos hasta la saciedad. Veinte años perdidos para el urbanismo de un país que ha renovado su parque de viviendas y que podría, por la misma razón, contar ya, ahora mismo, con una gran cantidad de edificios menos contaminantes, neutros o productores de energía y, sobre todo, más habitables.
Somos un poco responsables de ese desastre, ya que todos los españoles han sucumbido ante la locura inmobiliaria y han comprado y vendido edificios pensando únicamente en el lucro de la venta o reventa, en la localización céntrica o costera del edificio y no en el valor real del apartamento o casa. Malos materiales, mala orientación, malos servicios, pésima iluminación, nulo ahorro energético, todo esto era tangencial. La crisis económica que ahora sufrimos se debe en buena medida a esas locuras inmobiliarias. Ahora poco se puede hacer y las consecuencias serán duraderas.
Como poco se puede hacer, como las hipotecas nos pesarán durante años y ahora ni se puede vender ni se puede comprar, tenemos que adecuarnos a las consecuencias de nuestros actos. Si nuestro edificio consume mucha energía, si no tenemos jardín, ni balcón, y el hormigón nos ahora, si los ruidos nos molestan, etc…, deberemos en la medida de lo posible intentar reducir tales efectos nocivos. Blogregalos no es, lamentablemente, el mejor lugar para divagar sobre todo esto, pero les daremos algunas pistas que pueden ser inteligentes, a la par que útiles y hasta económicas.
Existen ejemplos de fachadas donde la vegetación se ha superpuesto al hormigón dándole otra imagen al edificio, por ejemplo el Palacio de deportes de París-Bercy, o más recientemente, la fachada del Museo de Artes no Europeas del Quai de Branly, ambos en París. Son soluciones muy interesantes pero sólo aplicables por las instituciones y que afectan al urbanismo.
Sin embargo, a pequeña escala también el diseño de interiores ha avanzado mucho dando mayor importancia a la decoración viva. A ello se añade la combinación entre espacios exiguos y jardinería. La mezcla parece extraña, pero ya hay bastantes firmas, la mayoría de fuera de España (Francia, reino Unido, Portugal) que han desarrollado jardineras, tiestos, jarrones, etc que se pueden instalar en espacio reducidos. Muchas veces los tiestos y jardineras de adosan a las paredes o las balaustradas de los balcones o terrazas, sea cual sea su tamaño. En esas pequeñas superficies que ocupan espacios olvidados de la casa se pueden plantar todo tipo de plantas, decorativas o incluso alimenticias. Con ello, al elemento decorativo se une el utilitario. A los geranios, los claveles y los siempre fieles cactus, podemos añadir todo tipo de plantas aromáticas, perejil, romero, orégano o tomates, lechugas etc… Una manera citadina de recordar a los niños que las verduras no vienen del supermercado y de permitir a los adultos relajarse.
Un minijardin o un minihuerto anclado en los barrotes de nuestro balcón, o adosado a ese muro del pasillo donde tanto da la luz, son hoy día posibles.
En el interior, el toque verde y de color que los vegetales y las flores aportan a una casa le dará otra impresión, tanto para los visitantes, como sobre todo para quienes viven en ella. Sobre todo si pintamos las paredes de colores claros. Además aligerando los espacios de muebles pesados y altos, daremos la impresión de que el espacio es más diáfano, más libre y de que se puede circular por él con facilidad. No hay nada más agobiante que la impresión de vivir acosados por los muebles y paredes. Esta solución es mucho más fácil de poner en práctica que la destrucción de muros o la apertura de vanos más amplios. Las fachadas no pueden retocarse y derribar un muro implica trabajo, dinero y suciedad. La combinación del color de la pared, de un mobiliario y una decoración más ligera y la inclusión de toques vegetales, son pistas tan comunes como lógicas.
En el exterior a veces nuestras casa poseen pequeños balcones, inútiles para comer en ellos, pero que nos pueden permitir colgar unas jardineras y rellenar ese espacio de verdor. O incluso ir más allá, haciendo de él un pequeño huerto donde unos simples tomates, una lechuga y unas hiervas aromáticas nos darán la impresión de ser un poco más autosuficientes. Si por suerte poseemos una terraza mayor, podemos incluir arbustos o incluso árboles frutales enanos, – recuerden que los bonsáis son pequeñitos porque se les poda y se les limita el espacio-.
Las ventajas de una terraza con vegetación son grandes. En primer lugar estética, no es lo mismo el feo cemento que plantas que crecen con nuestros cuidados y cariño. En segundo lugar el interesante efecto regulador de la temperatura, que dependiendo del tamaño de nuestro espacio verde puede permitirnos salir afuera en los cálidos veranos y que reducirá el frío que penetra por las fachadas en los inviernos. En tercer lugar la huerta, cuanto más grande sea más fácil será poder instalar unas jardineras y plantar más verduras, unas fresa, etc…, ahorro económico y mejor gusto en los alimentos.
La posibilidades son muy amplias y los diseños van mejorando. El problema sigue siendo es que muchas veces los productos son caros por ser nuevos o por ser diseñados por marcas de prestigio. Lo que les podemos sugerir es que vean dichos modelos y después los imiten a su manera. La madera, la tela impermeable, incluso el acero, el aluminio o el plástico en último caso, son materiales al alcance de nuestro medios. Con un poco de imaginación, paciencia y desarrollando el lado manitas de nuestra personalidad podemos llegar a construir nuestras propias mesas huerto, o jardineras o sistemas de riego, etc… Y si no pregunten a los mayores, ellos nos dará probablemente pistas impagables.
Como ven, es más una cuestión de tiempo y de reflexión que de dinero. Una manera de cambiar la cara a nuestro apartamento, de modificar legalmente la fachada dándole ese toque de verde que necesitan nuestras ciudades y, una manera de obtener productos de mejor calidad con nuestras propias manos. Prueben, prueben…